EL POBLAMIENTO INDIGENA

 

LA FRONTERA
El mundo indígena y el hispanocriollo conformaban dos espacios aparentemente separados por lo que se denominaba "línea de frontera". Pero la frontera, tanto en el período colonial como después del año 1810, fue un espacio social en el que se articularon relaciones económicas, sociales y políticas entre indios e hispanocriollos.
Testimonios de esa red de relaciones se encuentran en documentos emitidos, ya sea antes o después de la colonia. Por ejemplo, en el año 1806, Luis de la Cruz, alcalde de la ciudad chilena de Concepción, "viaja a través de las pampas" junto a un puñado de hombres, buscando un camino factible que uniera esa ciudad y Buenos Aires. Ya para ese entonces, muchos hombres habían transitado, primero a pie y luego a caballo, los caminos de huella. Pero este aventurero ofrece una minuciosa descripción de todo cuanto vio en su camino.
En nuestro territorio visita al cacique ranquelino Carripilón, del Mamul Mapu y, sin ningún contratiempo, esbien recibido y parlamenta con los conocedores y dueños de la tierra.
Otro ejemplo de contacto entre estas dos culturas, la del hombre blanco y la del índigena, es más conocido. En 1870, Lucio Mansilla, visita la zona de Leubucó donde es recibido por el cacique Mariano Rosas, Baigorrita y Ramón Cabral. En su libro "Una excursión a los indios ranqueles", relata con ojo etnográfico las experiencias vividas en esas jornadas. De su lectura podemos inferir ese otro mundo, el del desierto, con acertada claridad.
Hay que tener en cuenta que para ese entonces las mayores densidades de ocupación se realizaron en la zona del caldenar, formación boscosa que a modo de cuña cruza la provincia de La Pampa en área central, en sentido norte-sur. Funcionó como abrigo en caso de conflictos internos o ante la necesidad de ocultarse luego de malonear. Fue también proveedora de leña y madera para la construcción de utensilios.
La guerra fue significativa en los intereses que accionaban las relaciones en la frontera. Los malones, como empresa económica, se traducían en ataques indios desatados ante lo que entendían como un abuso por parte del hombre blanco. También, las campañas en represalia por parte del gobierno colonial y luego nacional, se sucedieron con períodos de paz. A medida que fue pasando el tiempo se intensificaron las relaciones hispano-indígenas. Los fuertes, las milicias, las misiones y los conflictos se fueron intensificando alcanzando el punto más álgido entre 1850 y 1860. Culminan con la ocupación militar del territorio indígena.
La línea de frontera estuvo en constante expansión; en sucesivas etapas se fue avanzando cada vez más hacia el suroeste. Se llamó "conquista del desierto" al operativo militar que el gobierno nacional, a través de una estrategia dirigida por el General Julio A. Roca, ultimó en 1879. En dos meses ejecutó el iniciado proceso de expulsión de los indios, el despojo de sus tierras y la ocupación de éstas por parte del hombre blanco.
Terminada la llamada "conquista del desierto", Victorica fue el primer poblado que se estableció en lo que hoy es La Pampa. En principio fue un fortín, Recinas o Las Recinas, que se implantó en la zona "ganada al indio", para su defensa.
El recorrido que tomaron los hombres de armas hasta llegar allí, siguiendo la rastrillada del río Quinto hacia "tierra adentro", quedó plasmado en una serie de fotografías tomadas en el año 1882, el de la fundación de esta localidad oesteña. El lugar estratégicamente elegido para armar el campamento por el General Racedo quedó registrado, al igual que el camino recorrido, ya que entre los viajeros había un fotógrafo. Aunque no se tiene certeza se supone que fue Alberto Meuríot quien obtuvo estas tomas.

 
   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mapa: expedición de Julio A. Roca en 1879 y acoso a los últimos grandes cacicazgos. En Martínez Sarasola, Carlos, "Nuestros Paisanos los Indios", EMECÉ, Buenos Aires, 1992, pág. 281.